"Pensamiento crítico y pandemia"
"Pensamiento crítico y pandemia" is an essay by Raúl Zibechi about critical thinking during the COVID-19 pandemic.
Transcript
Español
Una de las principales características del pensamiento crítico ha sido su incomodidad, su capacidad para perturbar los lugares comunes, cuestionar saberes establecidos y sacudir la modorra de la inercia. Siempre fue un pensamiento a contracorriente, rebelde e insumiso.
Marx se dedicó a poner patas arriba, o boca abajo, la herencia teórica de Hegel. Lenin se empeñó en desobedecer a Marx, quien aseguraba que la revolución vencería primero en los países más avanzados industrialmente. Mao y los vietnamitas rechazaron las insurrecciones urbanas por la guerra campesina prolongada. Fidel y el Che fueron herejes respecto a los partidos comunistas que dominaban el escenario de las izquierdas.
El tan elogiado Walter Benjamin fue implacable con la idea de progreso y, más recientemente, los ecologistas cuestionan el desarrollo, mientras las feministas rehúsan las organizaciones verticales y los caudillos patriarcales.
El EZLN, por su parte, recoge aciertos y evita errores de revoluciones anteriores, por lo que hace a un lado la guerra para seguir transformando el mundo y defendiendo (por todos los medios) los territorios donde el pueblo manda ejerciendo su autonomía.
¿En qué situación se encuentra el pensamiento crítico en plena pandemia? ¿Cuáles deberían ser los puntos centrales de su análisis? ¿Quiénes lo formulan en este periodo?
Intentaré responder en pocas líneas.
La primera es que el pensamiento establecido, enunciado por academias, partidos y "autoridades intelectuales", está en plena decadencia, un proceso enlazado con las crisis civilizatoria y sistémica en curso. Quizá por ser parte de una civilización moderna, urbana, occidental, colonial y patriarcal. O sea, por haberse rendido al capitalismo.
El grueso de los llamados intelectuales se dedican a justificar los errores y horrores de los partidos de la izquierda electoral, más que a criticarlos, con el triste argumento de que no quieren favorecer a la derecha. Si criticar a la izquierda fuera eso, Marx y Lenin deberían ser despachados por derechistas, ya que dedicaron algunas de sus mejores obras a cuestionar a sus compañeros de ruta.
La segunda es que el pensamiento crítico debe quitar el velo de las causas estructurales y de larga duración de la situación que vivimos. No entretener audiencias con argumentos falaces. Ser capaces, por ejemplo, de vincular la pandemia con el modelo neoliberal extractivo, la brutal especulación financiera y la cuarta guerra mundial contra los pueblos, en vez de atribuir los fracasos, y los éxitos en el combate al virus, a tal o cual gobierno. A eso le llamo entretener en vez de analizar.
Además, el pensamiento crítico no debe conformarse con diagnósticos. Estamos desbordados de jucios del más diverso tipo, muchos de ellos contradictorios. Años atrás se mentaba el pico del petróleo ( peak oil) como clave de bóveda del fin de la civilización capitalista. Mucho antes, se aseguraba que el sistema caería víctima de inexorables leyes económicas.
Cada día aparecen diagnósticos que colocan los límites del sistema en el medio ambiente, el agotamiento de recursos, y un largo etcétera de supuestas "causas objetivas" que no hacen más que eludir el conflicto social como única forma de poner freno y derrotar al capitalismo. Ya lo dijo Benjamin: si el sistema cayera por razones objetivas, la lucha no tendría el menor sentido.
La tercera me parece la más importante. Hasta hoy los encargados de emitir pensamiento crítico eran varones, blancos, académicos y de clase media-alta. Por supuesto el tipo de ideas que divulgaron eran eurocéntricas, patriarcales y coloniales, aunque debe reconocerse que no por eso estaban todas erradas. Sólo debemos pasarlas por el tamiz de los pueblos, las mujeres y los jóvenes.
Ahora quienes emiten el pensamiento crítico no son ya "personalidades", sino pueblos, colectivos, comunidades, organizaciones y movimientos. ¿Quiénes son los representantes teóricos del pueblo mapuche o de los pueblos indígenas del Cauca colombiano? ¿Quiénes encarnan las ideas de los movimientos feministas y de mujeres antipatriarcales?
Todavía hay quienes creen que el pensamiento zapatista fue obra del subcomandante Marcos y ahora del subcomandante Galeano. Nunca aceptarán que son pensamientos nacidos de experiencias colectivas que son comunicados por voceros elegidos abajo. Nunca aceptarán que el vocero actual es el subcomandante Moisés.
Esta es la realidad del pensamiento crítico actual. Desvaríos arriba, creatividad abajo. Como la vida misma. No hay nada esencialista en esto. El conocimiento vivo surge entre quienes luchan. Sólo quienes están transformando el mundo pueden conocerlo a fondo, entre otras cosas porque les va la vida en ello, porque no pueden hacerse la menor ilusión con los de arriba, mucho más allá del color político y del discurso que emitan.
Benjamin lo dijo con absoluta claridad: "El sujeto del conocimiento histórico es la clase oprimida misma, cuando combate".
English
One of the main characteristics of critical thought has been its uneasiness, its capacity to disturb the common places, to question established knowledge and shake off the drowsiness of inertia. It was always thinking that went against the tide, rebellious and insubordinate.
Marx dedicated himself to turning Hegel’s theoretical legacy upside down. Lenin was determined to disobey Marx, who assured that the revolution would win in the most industrially advanced countries. Mao and the Vietnamese rejected the urban insurrections for the prolonged peasant war. Fidel and Che were heretics with respect to the communist parties that dominated the stage of the left.
The much-praised Walter Benjamin was relentless with the idea of progress and, more recently, environmentalists question development, while feminists reject vertical organizations and patriarchal warlords.
The EZLN, for its part, reaps the successes and avoids the errors of previous revolutions, consequently setting aside war in order to continue transforming the world and defending (by all means) the territories where the people rule by exercising their autonomy.
In what situation is critical thought in the midst of a pandemic? What should be the central points of its analysis? Who is formulating it in this period?
I will try to answer in a few lines.
The first is that established thought, articulated by academia, parties and intellectual authorities, is in the midst of decline, a process entangled with the ongoing civilizational and systemic crisis. Perhaps for being part of a modern, urban, western colonial and patriarchal civilization. That is, for having surrendered to capitalism.
The bulk of the so-called intellectuals dedicate themselves to justifying the errors and horrors of the parties of the electoral left, rather than criticizing them, with the sad argument that they don’t want to favor the right. If criticizing the left were that, Marx and Lenin would have been dismissed as right-wingers, as they dedicated some of their best works to questioning their comrades-in-arms.
The second is that critical thought should remove the veil from the structural and long-term causes of the situation we are living in. Not entertaining audiences with fallacious arguments. To be able to link the pandemic with the neoliberal extractive model, the brutal financial speculations, and the 4th world war against the people, instead of attributing the failures or the successes in combating the virus to this or that government. This is what I call entertaining instead of analyzing.
Moreover, critical thinking should not be satisfied with diagnoses. We are overwhelmed by judgements of the most diverse kind, many of them contradictory. Years ago, peak oil was mentioned as the vault key to the end of capitalist civilization. Much earlier, it was assured that the system would fall victim to inexorable economic laws.
Every day, there are diagnostics that place the limits of the system on the environment, the depletion of resources, and a long list of supposed objective causes that do nothing more than elude social conflict as the only way to put a stop to and defeat capitalism. Benjamin already said it: if the system were going to fall for objective reasons, the struggle wouldn’t make the least bit of sense.
The third seems to me the most important. Until today, those in charge of expressing critical thinking were academic, upper-middle class white men. Of course the kinds of ideas that they shared were Eurocentric, patriarchal, and colonial, although it should be acknowledged that they weren’t all wrong because of this. We just have to pass them through the sieve of the people, the women and the children.
Now those who are issuing critical thought are no longer individuals, but peoples, collectives, communities, organizations, and movements. Who are the theoretical representatives of the Mapuche people or the indigenous peoples of the Colombian Cauca region? Who embodies the ideas of the feminist and the anti-patriarchal women’s movements?
There are still those who believe that Zapatista thinking was a work of Subcomandante Marcos and now Subcomandante Galeano. They will never accept that they are thoughts born of collective experience that are communicated by elected spokespeople below. They will never accept that the current spokesperson is Subcomandante Moíses.
This is the reality of the current critical thinking. Detours above, creativity below. Like life itself. There is nothing essentialist about this. Living knowledge arises among those who struggle. Only those who are changing the world can know it in depth, among other things because they’re going through life that way, because they can’t have any illusions about those above, much less the political colors and discourse that they broadcast.
Benjamin said it with absolute clarity: The subject of historical knowledge is the oppressed class itself, when it fights.